¿Alguna vez te preguntaste por qué esa prenda que dice «Hecho en Francia» tiene más pinta de salida de fábrica que de boutique parisina? No sos el único. En realidad, detrás de muchas etiquetas elegantes hay una estrategia de producción global conocida como maquila. Y sí, puede que tu saco «italiano» haya sido confeccionado en un parque industrial en Guangzhou.
¿Qué es la maquila y por qué se usa tanto en moda?
La maquila es un modelo de producción donde una empresa (generalmente de un país desarrollado) contrata a fábricas de otro país (normalmente con mano de obra más barata) para que realicen el grueso del trabajo. En moda, esto significa que las prendas se fabrican casi por completo en Asia, pero luego se les coloca una etiqueta que dice Made in France o Made in Italy, a veces con apenas un pequeño paso del proceso terminado en Europa para «cumplir» con los requisitos legales.
Es como una ilusión óptica, pero con hilos y etiquetas.
El valor emocional de la procedencia
La frase “Hecho en Italia” no solo evoca elegancia y calidad, también habilita a las marcas a cobrar precios premium. No importa si el diseño fue italiano pero la confección fue hecha al 90% en China: el consumidor sigue asociando ese país con excelencia, sastrería artesanal y prestigio.
En este juego, la etiqueta es el verdadero producto. Y su valor es simbólico.
¿Es legal esta estrategia?
Sí, en muchos casos es completamente legal. Las regulaciones de origen permiten ciertas flexibilidades, y muchas marcas las aprovechan al máximo. Si el último proceso significativo se realiza en el país europeo —como coser un botón, planchar o empaquetar—, la prenda puede recibir el codiciado “Hecho en…”.
¿Es ético? Bueno, ese es otro debate.
El lado B de la globalización textil
La maquila no es algo nuevo. Empezó en industrias como la automotriz o la electrónica, pero la moda la adoptó rápidamente. Y aunque reduce costos y acelera la producción, también genera preguntas incómodas:
¿Estamos pagando por calidad real o por narrativa?
¿Quién fabrica realmente lo que usamos?
¿Es sostenible este modelo?
Conclusión: lo que no dice la etiqueta
Al final del día, la maquila es una estrategia efectiva que combina eficiencia global con marketing emocional. No es un fraude, pero sí un juego de percepciones. Y en la industria de la moda, pocas cosas valen tanto como una buena percepción.
Así que la próxima vez que compres una prenda con sello europeo, acordate de mirar más allá de la etiqueta. Tal vez, en ese blazer «hecho en Italia», también late el ritmo industrial de una fábrica china. Y eso, en tiempos de globalización, es parte del nuevo lujo.