Biden derrota a Trump: Aquí en CÓDIGONEWS cinco claves que explican la contundente victoria que lleva a los demócratas a la Casa Blanca
A sus 77 años (a punto de cumplir 78), y en su tercer intento por llegar a la Casa Blanca, el candidato demócrata Joe Biden ganó las elecciones presidenciales tan disputadas en Estados Unidos, en las que se impuso al presidente Donald Trump. Por su parte, Kamala Harris es la primera mujer negra y la primera de ascendencia asiática vicepresidencia electa de Estados Unidos. A esta senadora por el Partido Demócrata, de 55 años de edad, le llegó su oportunidad en un momento crucial en el que su país atraviesa una crisis política, social, sanitaria y económica. Además, fue fiscal general de California, donde se puso frente a «los grandes bancos, levantó a la clase trabajadora, protegió a mujeres y niños del abuso».
El presidente electo superó en el estado de Pensilvania a Trump, consiguiendo por el momento 273 votos electorales, de un total de 538. Trump se mantiene en 214. La campaña de Trump ya ha dicho que no reconocerá su derrota y la victoria de Biden.
El demócrata Joe Biden es un experimentado político y fue vicepresidente de Estados Unidos con Barack Obama, si bien no es una figura tan conocida internacionalmente. Biden será el presidente de Estados Unidos en enero a la espera del resultado de los desafíos legales al conteo presentados por la campaña de Donald Trump en varios estados.
Algunas de las claves más destacadas para explicar este triunfo:
Expertos explican los motivos por los cuales se dio este triunfo:
1. Voto anti-Trump
«Es un voto contra Trump», explica Robert Shapiro, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Opinión que coincide con gran cantidad de analistas consultados.
No se trata de restarle mérito a Biden, pero se suele decir que las elecciones en las que el presidente aspira a un segundo mandato son en realidad un referéndum a su gestión. Y en este caso, si bien fue por una diferencia mucho menor de lo que indicaban los sondeos, Trump perdió ese referéndum, especialmente por el manejo de la crisis del coronavirus, pero no solo por eso.
También tuvo peso la fatiga del electorado ante su discurso, que en 2016 resultó novedoso pero que cuatro años después sonaba repetitivo, sin nuevas propuestas o un programa claro para abordar un segundo mandato. «La gente estaba más motivada por votar contra Trump, incluidos muchos republicanos desencantados», indica Shapiro, quien menciona al grupo The Lincoln Project, fundado y formado por figuras prestigiosas del Partido Republicano que con sus videos y su constante presencia en redes sociales hicieron campaña contra el presidente.
Por su parte, Garrick Percival, profesor de Ciencias Sociales en la Universidad Estatal de San José, señala: «Se ha dado el caso de un partidismo negativo: muchos votantes demócratas estaban más motivados por echar a Trump que entusiasmados por Biden«.
Para Paul Waldman, columnista del diario The Washington Post, lo curioso es que el entusiasmo o la emoción que despierta Trump entre sus seguidores fue, en el sentido opuesto, lo que movilizó a los votantes que se decantaron por Biden. «Al final, Biden ganó porque era una alternativa aceptable para los votantes estadounidenses que estaban cansados de Trump», añade Anthony Zurcher, periodista de la BBC especializado en política estadounidense.
2. Apoyo de un grupo de estados clave
Una de las grandes sorpresas de 2016, que fundamentó la victoria de Donald Trump, fue el voto en tres estados: Pensilvania, Michigan y Wisconsin. En el pasado se los conocía como «muro azul» por su larga tradición de voto demócrata, de tal manera que la candidata Hillary Clinton no les prestó demasiada atención durante su campaña. «Clinton perdió básicamente por 90.000 votos en Michigan, Pensilvania y Wisconsin. No hacía falta mucho para recuperar esa diferencia, solo movilizar mejor la base del Partido Demócrata con un candidato que no genera tanto rechazo como Hillary Clinton«, apunta el profesor Shapiro. En 2018, los demócratas recuperaron terreno en las elecciones de mitad de mandato.
Ahora, un candidato como Biden, con buena aceptación entre los blancos de clase trabajadora que habla de su infancia humilde en Scranton, Pensilvania, logró recuperar el tono azul en la región. Su fe católica, su ascendencia irlandesa, su simpatía por los sindicatos y su forma de hablar campechana le hicieron volver a ganar la confianza de quienes se sintieron despreciados por la campaña de Clinton.
3. Una amplia coalición
La participación ha sido la más alta en los últimos 60 años, un dato que ya se adivinaba al ver la cantidad de personas que eligió el voto anticipado en los estados que cuentan con esa opción. Con más de 74 millones de estadounidenses votando por Biden, es el presidente electo que más votos ha ganado en la historia del país. Según el profesor Percival, los continuos ataques de Trump al voto por correo y sus constantes alertas ante un posible fraude no hicieron otra cosa que movilizar a la ciudadanía para salir a votar. Y Biden logró reunir bajo su paraguas a una coalición diversa en este electorado motivado.
El grupo más destacado en esta coalición es la comunidad afroestadounidense, que ya desde las primarias, en las que los votantes negros le dieron el impulso definitivo en Carolina del Sur, lo ha respaldado mayoritariamente.
La elección de Kamala Harris como compañera de fórmula también sirvió para ganarle apoyos en este grupo. Pero no solo los afroestadounidenses apoyaron a Biden en clara diferencia respecto a lo que sucedió con Clinton en 2016.
Es destacable el rol jugado por las mujeres blancas, en especial aquellas con estudios universitarios, que fueron reticentes en su apoyo a la candidata demócrata y esta vez votaron mayoritariamente a favor de Biden.
El presidente electo consiguió además el respaldo público de organismos que generalmente no apoyan al Partido Demócrata o de entes que nunca antes habían expresado su preferencia, como es el caso de la principal revista científica de Estados Unidos, Scientific American, que pidió el voto por Biden ante «las mentiras de Trump sobre la covid-19 y su negación del cambio climático».
4. La pandemia de coronavirus
Se puede decir que el estallido de la crisis del coronavirus marcó un antes y un después en la carrera hacia la Casa Blanca. Antes de que la pandemia llegara y se propagara por Estados Unidos, Biden estaba inmerso en una dura pelea para conseguir la nominación del Partido Demócrata en unas primarias en las que no empezó con buen pie. Por su parte, Trump parecía dar por contada la reelección, apoyado en los buenos datos de la economía. Pero la crisis sanitaria se agravó en los meses de marzo a mayo y Estados Unidos se convirtió en el epicentro de la pandemia. Aunque el gobierno formó una fuerza especial para hacer frente a la situación, las frecuentes declaraciones del presidente quitándole importancia al virus transmitieron un mensaje de confusión y desorden.
Frente a esa caótica gestión de la crisis del coronavirus, Biden supo transmitir un mensaje de seriedad y fortaleza para abordar la enfermedad y de empatía hacia una población que ha visto cómo más de 235.000 personas han muerto en un lapso de 9 meses. Al drama sanitario y social se le sumó el duro impacto en la economía, con millones de personas perdiendo el empleo y numerosos comercios y pequeñas empresas obligados a cerrar.
El hecho de que el propio Trump se contagiara del virus y fuera hospitalizado por tres días a principios de octubre no hizo que el mandatario fuera más cauto en sus advertencias a la ciudadanía. «¡Covid, covid, covid! ¡Los medios solo hablan de eso!», criticaba Trump burlonamente en los últimos mítines de campaña al mismo tiempo que las cifras de contagios diarios en múltiples estados marcaban récords superiores a los datos de marzo. «La economía era la joya de la corona de Trump», sostiene Shapiro. «El presidente quedó dañado por la pandemia, por su forma de hablar de la situación totalmente fuera de la realidad y también por el hecho de contraer el virus».
5. Joe Biden, quien demostró ser el candidato idóneo para el momento correcto.
Analistas coinciden en que quizá no es el político más emocionante ni el más carismático, pero su experiencia, su tono, su mensaje de unidad y optimismo calaron en un electorado que lleva cuatro años de sorpresa en sorpresa procedentes de la Casa Blanca. «Biden hizo una campaña segura, cauta, minimizando las apariciones públicas y, como consecuencia, reduciendo el riesgo de sucumbir a su merecida reputación de decir cosas que le pueden meter en problemas», dice Anthony Zurcher.
«Se mantuvo centrado en un mensaje de unión y recuperación para un país dividido, al tiempo que atacaba a Trump por su gestión de la pandemia del coronavirus», añade. «Y evitó irse demasiado a la izquierda para satisfacer a la base más progresista del partido, donde podía haber alienado a los demócratas moderados o incluso a republicanos desencantados».
El columnista de The Washington Post, Paul Waldman reconoce que en un principio no creyó que presentar a Biden como candidato fuera una buena idea del Partido Demócrata. «Mucho de lo que sucede en política es cuestión de encontrar el momento oportuno», explica. «Cuando la carrera empezó en las primarias, pensé que Biden no tenía ninguna posibilidad. Se estaba haciendo mayor, los dos intentos anteriores fueron un desastre… pero hizo una buena campaña y resultó ser la persona ideal», observa. «Tiene experiencia, es moderado y capaz de ganarse el apoyo de gente en el medio», sostiene Waldman.
El periodista Zurcher está de acuerdo: «Puede que Biden no sea el político más talentoso. Puede que no sea tan rápido o tan bueno con la retórica como lo era en el pasado, pero al final fue la clase de político empático de bajo perfil que los estadounidenses querían después de cuatro años de furia y fuego de parte de Donald Trump«, concluye.
Fuente: BBC News Mundo