La medalla de bronce de Julia Paternain en la maratón del Mundial de Tokio 2025 no solo fue un triunfo personal y nacional. También puso sobre la mesa un tema que apasiona a los corredores: el calzado que puede marcar la diferencia en una carrera de 42 kilómetros.
La uruguaya compitió con las Saucony Endorphin Elite 2, un modelo diseñado específicamente para fondo y maratón. Estas zapatillas se caracterizan por:
- Placa de carbono avanzada, que maximiza la propulsión y ahorra energía en cada zancada.
- Espuma PWRRUN HG, que ofrece amortiguación ultraligera con retorno de energía.
- Diseño minimalista, pensado para optimizar la transición del pie y mantener la eficiencia en largas distancias.
El efecto en el alto rendimiento
La elección de este tipo de calzado no es menor. En pruebas de maratón de elite, los segundos que se ganan gracias a la tecnología pueden significar medallas. Paternain supo aprovecharlo, igualando una tendencia que ya se ve en las grandes campeonas: desde las Nike Alphafly usadas por atletas kenianas hasta las Adidas Adizero que batieron récords en Berlín.
Con Saucony, Paternain no solo compite de igual a igual en el plano deportivo, sino que también pone a Uruguay en el mapa de las grandes marcas del running mundial.
Lo que falta en Uruguay
Lo llamativo es que, hasta ahora, no se conoce un patrocinio fuerte con marcas deportivas locales. Esto abre un debate interesante: ¿qué pasaría si empresas uruguayas se sumaran a respaldar a una atleta que ya se codea con la elite mundial? Más allá del equipamiento, el apoyo financiero y logístico puede ser clave para sostener un calendario internacional de competencias.
Más allá de la marca
Lo cierto es que la historia de Julia Paternain va más allá de las zapatillas. Su disciplina, constancia y crecimiento la posicionan como referente del atletismo uruguayo moderno. Y, al mismo tiempo, generan una conversación inevitable: en un deporte donde cada detalle cuenta, ¿qué peso real tienen los avances tecnológicos frente al talento humano?
