El destacado humorista, actor y también docente de historia, Diego Delgrossi, ‘el Profesor del Humor’, estrena un monólogo desopilante, acorde a los tiempos que corren: «La Nueva (A) Normalidad», este viernes 20 Noviembre, a las 21 horas en el Teatro Cantegril de Punta del Este. Sobre la obra, acerca de su trabajo en el programa de humor «La culpa es de Colón» (Canal 12) y del humor en tiempos actuales, CÓDIGONEWS dialogó con él.
Por Silvana Brustia Caperchione
Sin lugar a dudas, Diego Delgrossi (1971) es uno de los grandes humoristas que tiene nuestro país, con un largo camino recorrido, que comenzó a sus 20 años cuando ingresó a trabajar en televisión por concurso en «Plop» y desde entonces no ha parado. Del año 2001 al 2008 participó en «El show del Mediodía» (Canal 12), en 2009 en el ciclo «Parque Jurásico» (Canal 12). En 2011 y 2012 trabajó en las ficciones «Porque Te Quiero Así», «Bienes Gananciales», ha conducido el reality «El Gran Uruguayo», y fue co-conductor del programa «Consentidas» durante varios años (Canal 10). También ha actuado en innumerables obras de Teatro y Café Concert, y en variedad de películas, entre las más recordadas: «Maldita Cocaína» (2001) «El viaje hacia el mar» (2003) y «La despedida»(2010). En locución, participó en varios programas tales como «Segunda pelota», en Océano FM y condujo por tres años su propio programa en Metrópolis FM. También trabajó en las radios CX 30 Radio Nacional y El Espectador. Por otra parte es profesor de Historia de enseñanza secundaria, y conduce y anima eventos, realizando shows de comedia, y stand up.
Este 2020, -como a tantos de nosotros-, la pandemia lo sorprendió y si bien llegó a estrenar una obra, no pudo continuar. Durante ese lapso, y viendo las diferentes situaciones a la que se enfrentaba el mundo entero, incluso él mismo, dadas las acciones preventivas por el Covid, escribió una obra donde analiza la nueva normalidad de manera humorística, la que tituló: «La Nueva (A) Normalidad». La misma, se estrena este viernes 20 de noviembre en el Teatro Cantegril de Punta del Este. Las entradas ya están a la venta en Boletería de la sala desde el 17 de Noviembre de 15 a 20 horas, y en Salón Puntos de la ciudad de San Carlos. Según el protocolo vigente la capacidad de la sala está habilitada para 200 espectadores, con uso de tapaboca obligatorio.
«Si le gustas a todo el mundo, quiere decir que lo que estás haciendo está mal»
¿Cómo preparaste este show?
-En un principio preparé un libreto de un espectáculo nuevo que llegué solo a estrenar, porque el 13 de marzo se declaró la Emergencia sanitaria y tuve que pasarlo a cuarteles de invierno. Estuvimos como miles de personas en el mundo sin trabajo, durante casi 120 días, lo cual fue una sorpresa, un baldazo de agua fría para una sociedad uruguaya que no estaba habituada a los altibajos y golpes que generó. En ese proceso, comencé a hacer acopio de anécdotas, vivencias, informes televisivos, muchos contactos que surgían alrededor del mundo, con gente que estaba en la misma situación que nosotros. Cuando quise acordar tenía una especie de lista, con más de 32 páginas de acontecimientos que eran realmente anormales. Desde gente que saludaba a otro de un cuarto piso a otro, que hacía una especie de polea con un piolín para subir comida, una cosa medio demencial, al principio tapaboca no, luego tapaboca sí y un largo etcétera. Todas situaciones que solo nos van a pasar a nosotros y a nuestra generación, porque si dentro de 100 años viene otra pandemia, no va a tener las mismas características y la sociedad va a ser otra. Entonces, me dije vamos a hacer la obra «La Nueva (A) normalidad», y vamos a tratar de divertirnos con algo tan complejo, como lo es una pandemia, con respeto, siguiendo los protocolos y sabiendo que hoy estamos frente a una explosión de casos que nos pone en alerta.
¿El humor te ayuda a salir de situaciones complicadas?
-Sin duda alguna, es un elemento fundamental porque ayuda a la moral espiritual, a que uno esté alto en el sentir del espíritu. En situaciones complejas el humor salva, y es una válvula de escape.
¿Cómo sos en tu día a día? ¿La gente espera recibir todo el tiempo chistes de tu parte?
-Creo que soy como cualquiera. Tal vez sea más propenso a la humorada, incluso en momentos en que puedo estar enojado lo manifiesto con un chiste de humor ácido o humor negro. Pero es una forma de manifestarse. Cuando hay que enojarse y poner límites lo hago. En realidad suelo tener responsabilidad a la hora de encarar mis tareas y casi siempre se escapa la forma de ser de uno. Es la firma y la característica.
-Hoy sos parte del staff del nuevo programa humorístico «La Culpa es de Colón» (Canal 12) ¿Cómo fue la propuesta para integrarte?
-Es un proyecto que surgió a mediados del año pasado. Y si bien me llamaron en una primera instancia, tuve que decir que no porque, aunque no estaba contratado por Canal 10 y oficialmente no estaba al aire, uno siente ese compromiso moral para con la empresa para la que trabajo 7 casi 8 años.
Por motivos de las elecciones nacionales primero, y después por las municipales postergadas, etc., etc., el proyecto no salió al aire en Canal 12 el año pasado. Cuando surge la pandemia, resurge la posibilidad de hacerlo. Ahí me vuelven a convocar y esta vez acepté, porque mí vínculo contractual con canal 10 no volvió a renovarse. Si bien no hubo una comunicación personal por parte de Saeta a mi persona, yo intuí por la vía de los hechos, que ya podía encarar otros proyectos. Y así lo hice.
¿Cómo te sentís siendo parte de este programa de humor?
-Es una experiencia muy gratificante porque me encontré en escena con grandes amigos y compañeros de trabajo, con quienes habíamos coincido en otras circunstancias. Me siento muy cómodo volviendo a actuar en «La Culpa es de Colón», junto a Leo Pacella, Marcel Keoroglian y Maxi de la Cruz, o en el caso de Germán Medina, que no habíamos trabajado directamente juntos, pero sí indirectamente, ya que grabé unos cortos para que él incluyera en su espectáculo teatral. Así que estoy volviendo al viejo amor que es la televisión, con una libertad para hablar que nos da el Canal y la productora que nunca antes tuvo un programa de televisión.
“¡Prohibido prohibir! El que le gusta lo que hago que me vaya a ver, y el que no, que no vaya. Ojo, estoy en contra del insulto barato, la ofensa, el agravio, eso va en contra la convivencia pacífica. Pero después es normal que puede haber gente que no le gusta lo que hago, es parte de la vida misma”
Ha cambiado la forma de hacer humor en estos tiempos. ¿Hay ciertos límites?
-En todos los aspectos ha cambiado la forma de hacer humor, desde la época que yo hacía humor en “Plop”, o “El Show del Mediodía”, hasta la forma de comunicación. Antes era otra época, los sketch eran de otra longitud de tiempo, la forma del lenguaje también ha cambiado, además de la corrección política y todas esas cuestiones.
¿Con qué tipo de humor te identificas?
-Podes hacer humor disruptivo, de ruptura o acorde a lo que dice la corrección política. Yo opté por el humor rupturista, que no hace lo políticamente correcto, porque el humor es naturalmente incorrecto, es reírte de un valor, como dice Dolina. Por ej.: cuando alguien se cae en la calle y uno se ríe, está mal visto, pero tu sentir fue reírte. No es que esté mal, es que sin querer violaste una norma humana. Es que te dio gracia y ahí salió la parte animal del ser humano. Tal cual lo hace un chimpancé, que le da gracia algo y se ríe. Los monos superiores (chimpancés y orangutanes) y los seres humanos somos los únicos que nos reímos realmente. La diferencia con el ser humano, es que el mono sigue riendo, mientras que el ser humano va a ayudar a ese otro que se cayó. Lo malo no es reírse, sino no ayudar a revertir la situación que te causó gracia. En base a eso, es que yo optado por el humor disruptivo.
¿Por qué optas por el humor disruptivo?
-He salido un poco del umbral de lo políticamente correcto, o esa especie de zona de confort por dos motivos, en primera instancia porque uno tiene que renovarse con el tiempo, yo ya tengo casi 50 años, y para mí la renovación es fundamental. Por otra parte porque me metieron el dedo en la oreja cuando se empezó a decir: no se puede hablar de esto, no se puede hablar de esto otro, ¿No se puede qué? Prohibido prohibir. El que le gusta lo que hago que me vaya a ver, y el que no, que no vaya. Obviamente que siempre hay normas de conducta y de pudor que van acorde a las circunstancias. Una minifalda estaba prohibida hace 80 años. Hoy es algo normal, está socialmente aceptado, lo usan hasta las adolescentes y niñas. Todo cambia según las épocas.
¿En Twitter se te ve bastante activo, como reaccionas frente a los haters?
-Como debe ser. Como dice Woody Allen en una frase que está brutal: “Si le gustas a todo el mundo, quiere decir que lo que estás haciendo está mal”. Esto significa que, primero no te la jugaste por nada, segundo que no tuviste un estilo propio y tercero que fuiste un blando, un obsecuente. Que hiciste que todo el mundo te sonría y desgraciadamente eso pasa cuando sos más joven. Pero a mi edad, no podes estar con que todo el mundo te sonría. Ojo, estoy en contra del insulto barato, la ofensa, el agravio, eso va en contra la convivencia pacífica. Pero después es normal que puede haber gente que no le gusta lo que yo hago, es parte de la vida misma.
¿Si haces un balance de todos estos años de carrera, cómo te sentís?
-Estoy muy contento, volviendo a las actividades que amo, con una familia y mis padres sanos. Teniendo salud, haciendo lo que a uno le gusta y manteniendo un nivel de vida que te permita darte una ducha con agua caliente todos los días y llevar la comida para vos y los tuyos, ya está, te tenés que dar por satisfecho.
¿Crees que el ser humano va a salir “mejor” después de esta pandemia?
-Hay que tener en cuenta que las crisis de todo tipo, desde una guerra o un desastre natural o un virus, saca lo mejor y lo peor del ser humano. Siempre va a suceder. Esperemos salir mejor, pero la experiencia nos ha dicho a lo largo de la historia que no. No quiero quedar como una especie de bicho mal agüero, pero al ratito el ser humano se olvidó y comenzó a hacer de las suyas. Tengo la esperanza que salgamos mejores como personas, ojalá no quede solo en una esperanza.