Cultivar un Propósito en la Vida como Escudo para la Salud Mental

Por Lic. Bruno García
Dispositivo Prevención y Promoción en Salud Mental
Fundación Ave Fénix

¿Cuál es el significado o sentido de la vida? ¿Realmente existe uno? A lo largo de la historia, la humanidad ha buscado respuestas a esta interrogante. Diversas corrientes filosóficas y psicológicas han abordado este tema y han ofrecido múltiples perspectivas. Sin embargo, el propósito de este artículo no es profundizar en esa cuestión, sino más bien reflexionar sobre cómo el cultivo del sentido de la vida puede actuar como un factor protector de la salud mental.

Es importante destacar que esta es una temática amplia y sujeta a cuestiones de índole filosófica, religiosa, cultural, entre otras, y todas estas perspectivas son igualmente válidas.

Entonces, ¿qué entendemos por «sentido o propósito de la vida»? En esencia, el sentido de la vida es aquello que otorga significado a nuestra existencia. Es el terreno fértil en el que crecen nuestros valores y motivaciones personales, ya sea de forma espontánea, sin necesidad de relacionarlo conscientemente con el concepto de sentido de la vida, o de manera deliberada y consciente.

Un aspecto relevante es que el sentido de la vida es un concepto dinámico, que puede cambiar a lo largo del tiempo y con diversas experiencias. Además, es subjetivo e individual, arraigado en nuestras propias percepciones y creencias.

¿Qué significa ser un factor de protección en términos de salud? Un factor de protección se refiere a los recursos a nuestra disposición que favorecen un desarrollo saludable y que nos ayudan a enfrentar situaciones desfavorables. También aumentan nuestra resiliencia y potencian nuestras capacidades humanas.

¿Por qué es más relevante que nunca en la actualidad? En un mundo caracterizado por su ritmo acelerado, la falta de tiempo y una constante búsqueda de productividad externa, a veces parece que no tenemos tiempo para ocuparnos de lo que da sentido a nuestra existencia. Cultivar nuestro propósito no solo beneficia nuestra salud, sino que también nos permite redirigir nuestra productividad hacia nuestro bienestar personal. Al hacerlo, conectamos con lo que nos realiza como individuos.

Este enfoque no solo es beneficioso para nosotros, sino que también puede beneficiar a quienes nos rodean. Además, nos brinda una mayor tolerancia frente a las frustraciones que surgen en la vida. Al ser una fuente de motivación intrínseca, que emana de nuestro interior y no depende de incentivos o recompensas externas, nos brinda una mayor fortaleza ante las adversidades, mostrándonos que el valor no reside únicamente en los logros, sino también en el proceso y la forma en que recorremos nuestro camino.

El cultivo del propósito también nos ayuda a dirigir nuestra conducta y energía en una dirección específica, proporcionándonos un rumbo en la vida. Esto aporta estructura y claridad, reduciendo la desorientación existencial que a menudo conlleva angustia.

Existen muchos beneficios asociados con el cultivo del propósito en la vida, pero lo más valioso no se encuentra en la teoría, sino en la práctica. Te invito a experimentar por ti mismo, ya que la experiencia es la mejor maestra y brinda valiosas lecciones.

Finalmente, me gustaría compartir un breve cuento que ilustra la importancia del cultivo del propósito en la vida:

Había una vez una semilla de árbol que cayó en medio de un bosque. A medida que crecía, decidió que quería ser el árbol más alto, que quería ver más lejos y ser el árbol más importante del bosque. Así que se centró en crecer y crecer.

Los otros árboles le aconsejaron que no se centrara tanto en crecer y que también echara raíces, ya que en esa zona, de vez en cuando, venía una tormenta y sin raíces, ¿de dónde se sostendría? Además, las raíces absorberían nutrientes y agua, permitiéndole crecer fuerte y sólido.

Pero el árbol, indiferente, respondió: «Ya me ocuparé de eso cuando llegue la tormenta. Ahora no tengo tiempo para preocuparme por ello; quiero seguir creciendo y ser el más alto». Siguió creciendo hasta convertirse en el árbol más alto del bosque.

Sin embargo, un día, una tormenta se acercó en el horizonte. Los otros árboles le advirtieron: «Debido a que no te ocupaste de echar raíces, la tormenta te sacudirá mucho». El árbol, notando que sus raíces estaban débiles y la tormenta se acercaba, intentó desesperadamente que sus raíces crecieran en ese momento. Pero era demasiado tarde.

En conclusión, ¿te estás ocupando de tus raíces?

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